EL MUNDO INOCENTE
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V.- Las dos emociones
Dije anteriormente que sólo puedes experimentar dos emociones: amor y miedo. Una de ellas es inmutable aunque se intercambia continuamente, al ser ofrecida por lo eterno a lo eterno.Cap.13.V.1.1:2
La otra adopta muchas formas, ya que el contenido de las fantasías individuales difiere enormemente. Mas todas ellas tienen algo en común: son todas dementes. Cap.13.V.1.4:5
Sólo puedes experimentar dos emociones, pero en tu mundo privado reaccionas ante cada una de ellas como si se tratará de la otra. El amor no puede residir en un mundo aparte, donde no se le reconoce cuando hace acto de presencia. Cap.13.V.5.1:2
Todo el mundo se acerca a lo que ama, y se aleja de lo que teme. Y tú reaccionas con miedo ante el amor y te alejas de él. Sin embargo, el miedo te atrae, y tomándolo por amor, lo invitas a que venga a ti. Tu mundo privado está lleno de figuras tétricas que tú has invitado, y por lo tanto, no puedes ver todo el amor que tus hermanos te ofrecen. Cap.13.V.5.4:7
Solo puedes experimentar dos emociones. Una la inventaste tú y la otra se te dio. Cada una de ellas representa una manera diferente de ver las cosas, y de sus correspondientes perspectivas emanan dos mundos distintos. Cap. 13.V.10.1:3
VI.- Cómo encontrar el presente
Percibir verdaderamente es ser consciente de toda la realidad a través de la conciencia de tu propia realidad. Pero para que esto tenga lugar no debes ver ninguna ilusión, pues la realidad no da cabida a ningún error. Esto quiere decir percibir a tu hermano solamente cómo lo ves ahora. Cap.13.VI.1.1:3
Si recuerdas el pasado cuando contemplas a tu hermano no podrás percibir la realidad que está aquí ahora. Cap.13.VI.1.7
Consideras “natural” utilizar tus experiencias pasadas como punto de referencia desde el que juzgar el presente. Sin embargo, eso es antinatural porque es ilusorio. Cap.13.VI.2.1:2
Renacer es abandonar el pasado y contemplar el presente sin condenación. La nube que oculta al Hijo de Dios de tu vista es el pasado, y si quieres que lo pasado pasado sea, no lo debes ver ahora. Si lo ves ahora en tus ilusiones, es que todavía no se ha apartado de ti, aunque no está aquí. Cap.13.VI.3.5:7
Quieres destruir la continuidad del tiempo dividiéndolo en pasado, presente y futuro para tus propios fines. Quieres prever el futuro basándote en tus experiencias pasadas, y hacer planes de acuerdo con esas experiencias. Sin embargo, al hacer esto estás alineando el pasado con el futuro, y no estás permitiendo que el milagro, que podría intervenir entre ellos te libere para que puedas renacer. Cap.13.VI.4.6:8
El milagro te permite ver a tu hermano libre de su pasado, y así te permite percibirlo como que ha renacido. Cap.13.VI.5.1
No permitas que ninguna sombra tenebrosa de tu pasado lo oculte de tu vista, pues la verdad se encuentra solamente en el presente, y sí la buscas ahí, la encontrarás. Cap.13.VI.5.4
El ahora es el momento de la salvación, pues en el ahora es cuando te liberas del tiempo. Cap.13.VI.8.1
VII.- La consecución del mundo real
Siéntate sosegadamente, y según contemplas el mundo que ves, repite para tus adentros: “El mundo real no es así. En él no hay edificios ni calles por donde todo el mundo camina solo y separado. En él no hay tiendas donde la gente compra una infinidad de cosas innecesarias. No está iluminado por luces artificiales, ni la noche desciende sobre él. No tiene días radiantes que luego se nublan. En el mundo real nadie sufre pérdidas de ninguna clase. En él todo resplandece, y resplandece eternamente”. Cap.13.VII.1.1:7
Tú no deseas realmente el mundo que ves, pues no ha hecho más que decepcionarte desde los orígenes del tiempo. Cap.13.VII.3.1
El mundo real es el camino que te lleva a recordar la única cosa que es completamente verdadera y completamente tuya. Pues todo lo demás te lo has prestado a ti mismo en el tiempo, y desaparecerá. Cap.13.VII.8.4:5
Tú no moras aquí, sino en la eternidad. Eres un viajero únicamente en sueños, mientras permaneces a salvo en tu hogar. Cap.13.VII.17.6:7
VIII.- De la percepción al conocimiento
Toda curación es una liberación del pasado. Por eso es por lo que el Espíritu Santo es el único Sanador. Él enseña que el pasado no existe, hecho esté que pertenece a la esfera del conocimiento y que, por lo tanto, es imposible que nadie en el mundo sepa. Sería ciertamente imposible permanecer en el mundo gozando de tal conocimiento. Pues la mente que sabe eso a ciencia cierta, sabe también que vive en la eternidad, y no utiliza la percepción en absoluto. Cap.13.VIII.1.1:5
La diferencia palpable que existe entre la percepción y el conocimiento resulta evidente si consideras esto: no hay nada parcial con respecto al conocimiento. Cada uno de sus aspectos es total, y, por lo tanto, ningún aspecto está separado del otro. Tú eres un aspecto del conocimiento, al estar en la Mente de Dios, Quien te conoce. Todo conocimiento te pertenece, pues en ti reside todo conocimiento. La percepción, aun en su expresión más elevada, nunca es completa. Cap.13.VIII.2.1:5
El Espíritu Santo es un pensamiento de Dios y Dios te lo dio porque él no tiene ningún Pensamiento que no comparta. Cap.13.VIII.4.3
El conocimiento está mucho más allá de lo que te incumbe a ti como individuo. Tú qué formas parte de él y que eres todo él, solo necesitas darte cuenta de que el conocimiento es del Padre, y no tuyo. Tu papel en la redención te conduce al conocimiento mediante el re-establecimiento de tu unicidad en tu mente. Cap.13.VIII.7.4:6
Cuando te hayas visto a ti mismo en tus hermanos te liberarás y gozarás de perfecto conocimiento, pues habrás aprendido a liberarte a través de Aquel que sabe lo que es la libertad. Cap.13.VIII.8.1
IX. – La nube de la culpabilidad
La culpabilidad sigue siendo lo único que oculta al Padre, pues la culpabilidad es el ataque se comete contra Su Hijo. Los que se sienten culpables siempre condenan, y una vez que han condenado lo siguen haciendo, vinculando el futuro al pasado tal como lo estipula la ley del ego. Cap.13.IX.1.1:2
Por lo tanto, no obedezcas sus leyes, pues son las leyes del castigo.Cap.13.IX.1.5
Las leyes de Dios tienen que intervenir entre el futuro y el pasado para que puedas liberarte. Cap.13.IX.1.7
La fe le infunde poder a la creencia, y dónde se deposita dicha fe es lo que determina la recompensa, pues la fe siempre se deposita en lo que se valora, y lo que valoras se te devuelve.Cap.13.IX.2.5:6
El mundo te puede dar únicamente lo que tú le diste, pues al no ser otra cosa que tu proyección, no tiene ningún significado aparte del que tú viste en él, y en el que depositaste tu fe. Cap.13.IX.3.1
Los que consideras culpables se convierten en los testigos de tu culpabilidad, y es en ti donde la verás, pues estará ahí hasta que sea des-hecha. La culpabilidad se encuentra siempre en tu mente, la cual se ha condenado a sí misma. No sigas proyectando culpabilidad, pues mientras lo hagas no podrá ser desecha. Cap.13.IX.6.6:8
Dentro de ti está la santa señal de la perfecta fe que tu Padre tiene en ti. Tu Padre no te evalúa como tú te evalúas a ti mismo. Él se conoce a Sí Mismo, y conoce la verdad que mora en ti. Sabe que no hay diferencia alguna entre Él y dicha verdad, pues Él no sabe de diferencias. ¿Puedes acaso ver culpabilidad allí donde Dios sabe que hay perfecta inocencia? Puedes negar Su conocimiento, pero no lo puedes alterar. Contempla, pues, la luz que Él puso dentro de ti, y date cuenta de que lo que temías encontrar ahí, ha sido reemplazado por el amor. Cap.13.IX.8.7:13
X.- Tu liberación de la culpabilidad
En cualquier unión con un hermano en la que procures descargar tu culpabilidad sobre él, compartirla con él o percibir su culpabilidad, te sentirás culpable. No hallarás tampoco satisfacción ni paz con él porque tu unión con él no es real.Cap.13.X.3.1:2
Aquellos que se valen de sus hermanos para resolver problemas que no existen no pueden encontrar la salvación. Cap.13.X.4.6
Resuélvete, por consiguiente, a dejar de ser como ha sido. No te valgas de ninguna relación para aferrarte al pasado, sino que vuelve a nacer cada día con cada una de ellas. Un minuto, o incluso menos, será suficiente para que te liberes del pasado y le entregues tu mente a la Expiración en paz. Cap.13.X.5.1:3
No le otorgues realidad a la culpabilidad ni veas razón alguna que la justifique. Cap.13.X.7.3
En el momento en que te des cuenta de que la culpabilidad es una locura totalmente injustificada y sin ninguna razón de ser, no tendrás miedo de contemplar la Expiación y de aceptarla totalmente. Cap.13.X.8.6
Tú que has sido despiadado contigo mismo, no recuerdas el Amor de tu Padre. Y al contemplar a tus hermanos sin piedad, no recuerdas cuánto Lo amas. Tu amor por Él, no obstante, es por siempre verdadero. Cap.13.X.9.1:3
No temas mirar a la excelsa verdad que mora en ti. Mira a través de la nube de culpabilidad que empaña tu visión, más allá de la obscuridad, hasta el santo lugar donde verás la luz. Cap.13.X.9.5:6
Libera a otros de la culpabilidad tal como tú quisieras ser liberado. Ésa es la única manera de mirar en tu interior y ver la luz del amor refulgiendo con la misma constancia y certeza con la que Dios Mismo ha amado siempre a Su Hijo. Y con la que Su Hijo lo ama a Él. En el amor no hay cabida para el miedo, pues el amor es inocente. Cap.13.X.10.1:4
XI.- La paz del Cielo
En el Cielo está todo lo que Dios valora. Allí nada es ambiguo. Todo es claro y luminoso, y suscita una sola respuesta. En el Cielo no hay tinieblas ni contrastes. Nada varía ni sufre interrupción alguna. Lo único que se experimenta es una sensación de paz tan profunda que ningún sueño de este mundo ha podido jamás proporcionarte ni siquiera el más leve indicio de lo que dicha paz es. Cap.13.XI.3.7:13
Ten fe únicamente en lo que sigue a continuación, y ello será suficiente: la Voluntad de Dios es que estés en el Cielo, y no hay nada que pueda privar al Cielo de tu presencia. Cap.13.X.7.1
El nexo de comunicación que Dios Mismo colocó dentro de ti y que une tu mente con la Suya, no puede ser destruido. Cap.13.X.8.1
Sus canales de extensión, no obstante, no pueden cerrarse del todo o separarse de Él. Cap.13.X.8.3
El Espíritu Santo te enseñara a usarla, y al extenderla, sabrás que se encuentra en ti. Cap.13.X.8.6
Lo único que el Espíritu Santo conoce es la Voluntad de Dios. Es imposible que no alcances el Cielo, pues Dios es algo seguro, y lo que Su Voluntad dispone es tan seguro como Él. Cap.13.X.8.8:9
El fracaso es cosa del ego, no de Dios. No puedes alejarte de Él y es imposible que el plan que el Espíritu Santo le ofrece a todo el mundo para la salvación de todos, no sea perfectamente consumado. Serás liberado, y no recordarás nada de lo que fabricaste, salvo lo que fue creado para ti, y a su vez por ti. Pues, ¿Cómo podrías recordar lo que nunca fue verdad, o no recordar lo que siempre fue? En esta reconciliación con la verdad, y sólo con la verdad, radica la paz del Cielo. Cap.13.X.11.4:8
- Para una mejor comprensión es necesario leer los capítulos completos, los versículos compartidos de cada capitulo , son a modo indicativo a cada tema.
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