Capitulo 9-UCDM-Libro de Texto

Capítulo 9 -UCDM- Libro de Texto

LA ACEPTACION DE LA EXPIACIÓN

I.  La aceptación de la realidad

La realidad solo puede ser una “amenaza” para lo ilusorio, ya que lo único que la realidad puede defender es la verdad.Cap.9.I.1.3

Cuando dije que la función del Espíritu Santo es separar lo falso de lo verdadero en tu mente, quise decir que Él tiene el poder de ver lo que has ocultado y reconocer en ello la voluntad de Dios. Gracias a este reconocimiento, Él puede hacer que la Voluntad de Dios sea real para ti porqué Él está en tu mente, y, por lo tanto, Él es tu realidad. Si la percepción que Él tiene de tu mente trae la realidad de ésta hasta ti, te está ayudando a recordar lo que eres. Cap.9.I.4.2:4

La realidad es tu única seguridad. Tu voluntad es tu salvación porque es la misma que la de Dios. Cap.9.I.7.7:8

En la seguridad de la realidad, el miedo no tiene absolutamente ningún sentido. Cap.9.I.9.4

II.  La respuesta a la oración

La oración es la re-afirmación de la inclusión, dirigida por el Espíritu Santo de acuerdo con las leyes de Dios. En tu hermano reside tu salvación. El Espíritu Santo se extiende desde tu mente a la suya, y te contesta. No puedes oír la Voz que habla por Dios sólo en ti,  porque no estás solo. Y Su respuesta va dirigida únicamente a lo que eres. Cap.9.II.6.2:6

Puesto que sé lo que eres,  no puedo dudar de ti. Oigo sólo al Espíritu Santo en ti, quién me habla a través de ti. Si me quieres oír, oye a mis hermanos en quienes la Voz que habla por Dios se expresa. La respuesta a todas tus oraciones reside en ellos. Recibirás la respuesta a medida que la oigas en todos tus hermanos. No escuches nada más,  pues,  de lo contrario no estarás oyendo correctamente. Cap.9.II.7.3:8

Oye únicamente la Respuesta de Dios en  Sus Hijos, y se te habrá contestado. Cap.9.II.8.7

III.  La corrección del error

Para el ego lo caritativo, lo correcto y lo apropiado es señalarles a otros sus errores y tratar de “corregirlos”. Esto tiene perfecto sentido para él porque no tiene idea de lo que son los errores ni de lo que es la corrección. Cap.9.III.2.1:2

Si señalas a tu hermano los errores de su ego, tienes forzosamente que estar viendo a través del tuyo porque el Espíritu Santo no percibe errores. Esto tiene que ser verdad, toda vez que no existe comunicación entre el ego y el Espíritu Santo. Cap.9.III.3.1:2

Dios te encomendó la función de crear en la eternidad. No necesitas aprender cómo crear, pero necesitas aprender a desearlo. Todo aprendizaje se estableció con ese propósito. Así es como el Espíritu Santo utiliza una capacidad que tú inventaste, pero que no necesitas. ¡Ponla a Su disposición!. Tú no sabes cómo usarla. Cap.9.III.8.4:9

Él te enseñara como verte a ti mismo sin condenación, según aprendas a contemplar, todas las cosas de esa manera. La condenación dejara entonces de ser real para ti, y todos tus errores serán perdonados. Cap.9.III.8.10:11

IV.  El plan del perdón del Espíritu Santo

La expiación es para todos porque es la forma de desvanecer la creencia de que algo pueda ser únicamente para ti. Perdonar es pasar por alto.  Mira entonces más allá del error, y no dejes que tu percepción se fije en él, pues, de lo contrario, creerás lo que tu percepción te muestre. Acepta como verdadero solo lo que tu hermano es, si quieres conocerte a ti mismo. Cap.9.IV.1.1:4

El perdón que se aprende de mí no se vale del miedo para deshacer el miedo. Ni tampoco otorga realidad a lo que es irreal para más tarde destruirlo. Perdonar a través del Espíritu Santo consiste simplemente en mirar más allá del error desde un principio, haciendo que, de esta manera, nunca sea real para ti. Cap.9.IV.5.1:3

V.  El sanador no sanado

El plan de perdón del ego se utiliza mucho más que el de Dios. Esto se debe a que lo ponen en práctica sanadores que no han sanado, y pertenece, por lo tanto, al ámbito del ego. Cap.9.V.1.1:2

Todo sanador que busca la verdad en fantasías aún no ha sanado, pues no sabe dónde buscarla y, por no tanto no dispone de la solución al problema de cómo sanar. Cap.9.V.2.3

Todos los sanadores no sanados siguen de una u otra forma el plan de perdón del ego. Cap.9.V.3.3

El sanador no sanado no sabe, por lo tanto, como dar, y consecuentemente, no puede compartir. Cap.9.V.5.6

La curación no es un misterio. Nada puede cambiar a menos que se entienda, ya que la luz es entendimiento. Cap.9.V.6.4:5

El obrador de milagros comienza percibiendo luz, y transforma su percepción en certeza al extender continuamente la luz y al aceptar el reconocimiento que esta le ofrece. Los efectos de la luz le confirman que ésta está ahí. Cap.9.V.7.8

VI.  La aceptación de tu hermano

Evalúas la consistencia del Espíritu Santo basándote en las reacciones de tus hermanos ante ti. Cap.9.VI.2.2

Lo que ofreces a tu hermano se lo ofreces a Él porque lo que Él da no puede exceder tu ofrecimiento. Esto no se debe a que Él ponga límites en lo que da,  sino simplemente a que tú has puesto límites en lo que puedes recibir. La decisión de recibir es la decisión de aceptar. Cap.9.VI.2.4:6

Tus  creaciones se encuentran en tu mente receptiva en perfecta comunicación nacida de un perfecto entendimiento. Solo con que pudieses aceptar una de ellas ya no desearías nada de lo que el mundo ofrece.  Cap.9.VI.7.4:5

Acepta a tu hermano en este mundo y no aceptes nada más, pues en él encontrarás tus creaciones toda vez que él las creó contigo. No sabrás que eres un co-creador con Dios hasta que no aprendas que tu hermano es un co-creador contigo. Cap.9.VI.7.8:9

VII.   Las dos evaluaciones

Es perfectamente obvio que si el Espíritu Santo contempla con amor todo lo que percibe, también te contempla a ti con amor. La evaluación que Él hace de ti se basa en Su conocimiento de lo que eres, y es, por lo tanto, una evaluación correcta. Y esta evaluación tiene que estar en tu mente porque Él lo está. Cap.9.VII.3.1:3

El ego está también en tu mente porque aceptaste que estuviera ahí. La evaluación que él hace de ti, no obstante, es exactamente la opuesta a la del Espíritu Santo, pues el ego no te ama. No es consciente de lo que eres y desconfía totalmente de todo lo que percibe debido a que sus percepciones son tan variables. El ego, por lo tanto, es capaz de ser desconfiado en el mejor de los casos, y cruel en el peor. Esa es la gama de sus posibilidades. No puede excederla debido a su incertidumbre. Y no puede ir más allá de ella porque nunca puede estar seguro de nada. Cap.9.VII.3.4:10

VIII.  La grandeza en contraposición a la grandiosidad

La grandeza es de Dios y sólo de Él. Por lo tanto se encuentra en ti. Siempre que te vuelves consciente de ella,  por vagamente que sea, abandonas al ego automáticamente, ya que en presencia de la grandeza de Dios la insignificancia del ego resulta perfectamente evidente.  Cuando esto ocurre, el ego cree -a pesar de que no lo entiende – que su “enemigo” lo está atacando, e intenta ofrecerte regalos para inducirte a que vuelvas a ponerte bajo su “protección”. Cap.9.VIII.1.1:4

La grandiosidad del ego es la alternativa que el ofrece a la grandeza de Dios. Cap.9.VIII.1.6

El ego  queda inmovilizado en presencia de la grandeza de Dios porque su grandeza establece tu libertad. Cap.9.VIII.4.1

La verdad y la pequeñez se niegan mutuamente porque la grandeza es verdad. La verdad no cambia, siempre es verdad. Cap.9.VIII.7.1:2

La grandeza nunca te engañara, pero tus ilusiones siempre lo harán. Las ilusiones son engaños. Cap.9.VIII.7.6:7

Es fácil distinguir la grandeza de la grandiosidad, pues el amor puede ser correspondido, pero el orgullo no. El orgullo no producirá milagros, y te privara, por lo tanto, de los verdaderos testigos de tu realidad. Cap.9.VIII.8.1:2

La grandiosidad es algo ilusorio porque su propósito es reemplazar tu grandeza. Pero lo que Dios ha creado no puede ser reemplazado. Cap.9.VIII.9.6:7

  • Los versículos compartidos del capitulo 9, son a modo indicativo sobre el tema, solo la lectura del texto completo te dará una mejor comprensión.

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