EL PERDÓN Y LA RELACIÓN SANTA
I.- Como llevar las fantasías ante la verdad
La traición que el Hijo de Dios cree haber cometido sólo tuvo lugar en ilusiones, y todos sus “pecados” no son sino el producto de su propia imaginación. Su realidad es eternamente inmaculada. El Hijo de Dios no necesita ser perdonado, sino despertado. Cap.17.I.1.1:3
En sus sueños se ha traicionado a sí mismo, a sus hermanos y a Dios. Más lo que tiene lugar en sueños no tiene lugar realmente. Cap.17.I.1.4:5
Solo al despertar se libera uno completamente de ellos, pues sólo entonces resulta perfectamente evidente el hecho de que no afectaron en modo alguno la realidad y de que no la han cambiado. Cap.17.I.1.7
Lo que usas en beneficio de las fantasías, se lo niegas a la verdad. Mas lo que le entregas a la verdad para que ésta lo use en tu beneficio, se encuentra a salvo de las fantasías. Cap.17.I.2.5:6
Fragmentar la verdad es destruirla, pues ello la desprovee de todo significado. Cap.17.I.4.4
Llevar las fantasías ante la verdad, no obstante, es permitir que la verdad te muestre que las ilusiones son irreales, lo cual te permite entonces liberarte de ellas. No mantengas ni una sola idea excluida de la verdad, pues si lo haces, estarás estableciendo diferentes grados de realidad que no podrán sino aprisionarte. No hay grados de realidad porque en ella todo es verdad. Cap.17.I.5.5:7
II.- El mundo perdonado
¡Imagínate cuán hermosos te parecerán todos aquellos a quienes hayas perdonado!. Cap.17.II.1.1
Nada que recuerdes que en alguna ocasión hiciera cantar a tu corazón de alegría te brindó ni una mínima parte de la felicidad que esta visión ha de brindarte. Pues gracias a ella podrás ver al Hijo de Dios. Cap.17.II.1.5:6
Contemplaras la belleza que el Espíritu Santo adora contemplar, y por la que le da gracias al Padre. Él fue creado para ver esto por ti hasta que tú aprendas a verlo por tu cuenta. Y todas Sus enseñanzas conducen a esa visión y a dar gracias a Él. Cap.17.II.1.7:9
Esta belleza no es una fantasía. Es el mundo real, resplandeciente, puro y nuevo, en el que todo refulge bajo la luz del sol. No hay nada oculto aquí, pues todo ha sido perdonado y ya no quedan fantasías que oculten la verdad. Cap.17.II.2.1:3
El mundo real se alcanza simplemente mediante el completo perdón del viejo mundo, aquel que contemplas sin perdonar. El Gran Transformador de la percepción emprenderá contigo un examen minucioso de la mente que dio lugar a ese mundo, y te revelara las aparentes razones por las que lo construiste. Cap.17.II.5.1:2
Esta belleza brotará para bendecir todo cuanto veas, conforme contemples al mundo con los ojos del perdón. Pues el perdón transforma literalmente la visión, y te permite ver el mundo real alzarse por encima del caos y envolverlo dulce y calladamente, eliminando todas las ilusiones que habían tergiversado tu percepción y que la mantenían anclada en el pasado. Cap.17.II.6.1:2
Desde el mundo perdonado el Hijo de Dios es elevado fácilmente hasta su hogar. Cap.17.II.7.1
III.- Sombras del pasado
Perdonar no es otra cosa que recordar únicamente los pensamientos amorosos que diste en el pasado, y aquellos que se te dieron a ti. Todo lo demás debe olvidarse. Cap.17.III.1.1:2
Pues las tenebrosas figuras que quieres hacer inmortales son “enemigos” de la realidad. Cap.17.III.1.4
Son estas tenebrosas figuras las que quieren santificar al ego ante tus ojos, y enseñarte que lo que haces para mantenerlo a salvo es en realidad amor. Estas tenebrosas figuras siempre hablan de venganza, y todas las relaciones que entablan son absolutamente dementes. Tales relaciones tienen, sin excepción, el propósito de excluir la verdad del otro, así como la verdad acerca de ti. Por eso es por lo que ves tanto en ti como en el otro lo que no está ahí, haciendo de ambos esclavos de la venganza. Cap.17.III.2.1:4
Si se ha olvidado todo, excepto los pensamientos amorosos, lo que queda es eterno. Y el pasado transformado se vuelve como el presente. El pasado deja de estar en conflicto ahora. Esta continuidad extiende el presente al aumentar su realidad y su valor en la percepción que tienes de él. Cap.17.III.5.3:6
En estos pensamientos amorosos, y oculta tras la fealdad de la relación no santa en la que se recuerda el odio, se encuentra la chispa de belleza dispuesta a cobrar vida tan pronto como se le entregue la relación a Aquel que le infunde vida y belleza. Cap.17.III.5.7
El ego trata de “resolver” sus problemas, no en su punto de origen, sino donde no fueron concebidos. Y así es como trata de garantizar que no tengan solución. Cap.17.III.6.1:2
El pasado se convierte en la justificación para entablar una alianza continua y profana con el ego contra el presente. Pues el presente es perdón. Cap.17.III.8.1:2
Sigue estando en tus manos elegir unirte a la verdad o la ilusión. Pero recuerda que elegir una es abandonar otra. Dotarás de belleza y realidad a la que elijas porque tu elección depende de cuál valoras más. La chispa de belleza o el velo de fealdad, el mundo real o el de la culpabilidad y el miedo, la verdad o la ilusión, la libertad o la esclavitud, es todo lo mismo. Pues no puedes elegir más que entre Dios o el ego. Cap.17.III.9.1:5
IV.- Los dos cuadros
Dios estableció Su relación contigo para hacerte feliz, y ninguna cosa que hagas que no comparta Su propósito puede ser real. El propósito que Dios adscribió a cada cosa es la única función que tiene. Cap.17.IV.1.1:2
Pues nada que Dios haya creado puede estar excluido de la felicidad, y nada que Él creó desea otra cosa que extender felicidad tal como su Creador lo hizo. Lo que no satisface esta función no puede ser real. Cap.17.IV.1.6:7
El propósito fundamental de cada relación especial que has entablado es mantener a tu mente tan ocupada que no puedas oír la llamada de la verdad. Cap.17.IV.3.3
Es esencial darse cuenta de que todas las defensas dan lugar a lo que quieren defender. La base subyacente de su eficacia es que ofrecen lo que defienden. Cap.17.IV.7.1:2
Toda defensa opera dando regalos, y los regalos son siempre una miniatura-montada en marco de oro- del sistema de pensamiento que la defensa protege. Se trata de un marco muy elaborado, repleto de gemas, y profusamente tallado y pulido. Su propósito es ser valioso en sí mismo, y desviar tu atención de lo que encierra. Más no puedes tener marco sin el cuadro. Las defensas operan para hacerte creer que sí puedes. Cap.17.IV.7.4:8
La relación especial te ofrece el marco más imponente y falaz de todas las defensas de las que el ego se vale. Cap.17.IV.8.1
En el marco van entretejidas toda suerte de fantasías de amor quiméricas y fragmentadas, engarzadas con sueños de sacrificio y vanagloria, y entrelazadas con hilos dorados de auto-destrucción. Cap.17.IV.8.3
Examina el cuadro. No dejes que el marco te distraiga. Este cuadro se te ofrece para que te condenes, y si lo aceptas creerás estar condenado. No puedes conservar el marco sin cuadro. Lo que valoras es el marco, pues en el no ves conflicto. No obstante, el marco no es más que la envoltura del regalo de conflicto. El marco no es el regalo. Cap.17.IV.9.1:7
El otro marco tiene un marco muy liviano, pues el tiempo no puede contener a la eternidad. No hay nada en él que te pueda distraer. El cuadro del Cielo y de la eternidad se vuelve más convincente a medida que lo contemplas. Y ahora, después de haberse hecho una verdadera comparación, puede por fin tener lugar una transformación de ambos cuadros. Cap.17.IV.14.1:4
El cuadro de luz, en claro e inequívoco contraste, se transforma en lo que está más allá del cuadro. A medida que lo contemplas, te das cuenta de que no es un cuadro, sino una realidad. No se trata de una representación pictórica de un sistema de pensamiento, sino que es el Pensamiento mismo. Lo que representa está ahí. Cap.17.IV.15.1:4
- Los versículos compartidos, son a modo indicativo al tema de cada párrafo de los capítulos, solo la lectura completa del libro Un Curso de Milagros, te dará una mejor comprensión.
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