Capitulo 26 -UCDM-Libro de Texto 1ra Parte

LA TRANSICIÓN

I.- El “sacrificio” de la unicidad

El sacrificio es una idea clave en la “dinámica” del ataque. Es el eje sobre el que toda transigencia, todo desesperado intento de cerrar un trato y todo conflicto alcanza un aparente equilibrio. Es el símbolo del tema central según el cual alguien siempre tiene que perder. Cap.26.I.1.1:3

El mundo que ves está basado en el “sacrificio” de la unicidad. Es la imagen de una total desunión y de una absoluta falta de unidad. Cap.26.I.2.1:2

Cada parte tiene que sacrificar a otra para conservar su propia integridad. Pues si se uniesen, cada una perdería su identidad individual, y es mediante esa separación como conservan su individualidad. Cap.26.I.2.4:5

Lo poco que el cuerpo mantiene cercado se convierte en el yo, el cual se conserva mediante el sacrificio de todo lo demás. Cap.26.I.3.1

El cuerpo supone una pérdida, y, por lo tanto, se puede usar para los fines del sacrificio. Y mientras veas a tu hermano como un cuerpo, aparte de ti y separado dentro de su celda, estarás exigiendo que tanto tú como él os sacrifiquéis. Cap.26.I.4.1:2

El recuerdo de Dios se niega si se le exige a alguien algún sacrificio. Cap.26.I.4.6

Puedes perder de vista la unicidad, pero no puedes sacrificar su realidad. Tampoco puedes perder aquello que quieres sacrificar ni impedir que el Espíritu Santo lleve a cabo Su misión de mostrarte que la unicidad no se ha perdido. Cap.26.I.6.1:2

Pero no lo juzgues, pues si lo haces, no oirás el himno de tu liberación ni verás lo que le es dado a él atestiguar a fin de que tú puedas verlo y regocijarte junto con él. Cap.26.I.6.4

La justicia de Dios descansa amorosamente sobre Su Hijo, manteniéndolo a salvo de toda injusticia que el mundo quisiera cometer contra él. Cap.26.I.8.1

Tu función especial es asegurarte de que la puerta se abra, de modo que él pueda salir para verter su luz sobre ti y devolver el regalo de la libertad al recibirlo de ti. Cap.26.I.8.4

II.- Muchas clases de error; una sola solución

Es fácil entender las razones por las que no le pides al Espíritu Santo que resuelva todos tus problemas por ti. Para Él no es más difícil resolver unos que otros. Todos los problemas son iguales para Él, puesto que cada uno se resuelve de la misma manera y con el mismo enfoque. Cap.26.II.1.1:3

Un problema puede manifestarse de muchas maneras, y lo hará mientras el problema persista. De nada sirve intentar resolverlo de una manera especial. Se presentará una y otra vez hasta que haya sido resuelto definitivamente y ya no vuelva a surgir en ninguna forma. Sólo entonces te habrás liberado de él. Cap.26.II.1.5:8

El Espíritu Santo te ofrece la liberación de todos los problemas que crees tener. Cap.26.II.2.1

El milagro de la justicia puede corregir todos los errores. Todo problema es un error. Es una injusticia contra el Hijo de Dios, y, por lo tanto, no es verdad. Cap.26.II.4.1:3

Tú que crees que entregarle al Espíritu Santo tan sólo algunos errores y quedarte con el resto te mantiene a salvo, recuerda esto: la justicia es total.  La justicia parcial no existe. Si el Hijo de Dios fuese culpable, estaría condenado y no merecería la misericordia del Dios de la justicia. Cap.26.II.5.1:3

Considera una vez más cuál es tu función especial. Se te ha dado un hermano para que veas en él su perfecta inocencia.  Y no le exigirás ningún sacrificio porque no es tu voluntad que él sufra pérdida alguna.  El milagro de Justicia que invocas te envolverá tanto a ti como a él. Cap.26.II.6.5:8

Es imposible recordar a Dios mientras se tenga miedo de la justicia en lugar de amarla. Cap.26.II.8.1

Tu función especial abre de par en par la puerta tras la cual el recuerdo de Su amor permanece perfectamente intacto e inmaculado. Cap.26.II.8.4

III.- La zona fronteriza

La complejidad no forma parte de Dios. Cap.26.III.1.1

La verdad es simple: es una sola y no tiene opuestos. Cap.26.III.1.8

La verdad no elige, pues no existen alternativas entre las que elegir. Cap.26.III.1.10

En lo que es todo no hay cabida para nada más. Sin embargo, esta inmensidad se encuentra más allá del alcance de este plan de estudios. Cap.26.III.1.12:13

Existe una zona fronteriza en el pensamiento que se encuentra entre el mundo y el Cielo. No es un lugar, y cuando llegas a ella, te das cuenta de que está fuera de los confines del tiempo. Ahí es donde se llevan todos los pensamientos, donde se reconcilian los valores conflictivos y donde todas las ilusiones se depositan ante la verdad y se juzgan como falsas. Esta zona fronteriza está justo más allá de las puertas del Cielo. Ahí todo pensamiento se vuelve puro y totalmente simple. Ahí se niega el pecado y en su lugar se recibe todo lo que simplemente es. Cap.26.III.2.1:6

La salvación es una zona fronteriza donde los conceptos de lugar y tiempo así como el de elegir tienen aún significado, si bien se puede ver que son temporales, que están fuera de lugar y que toda elección ya se ha llevado a cabo. Cap.26.III.3.6

La salvación se detiene justo antes del umbral del Cielo, pues sólo la percepción necesita salvación. El Cielo jamás se perdió, y, por lo tanto, no se puede salvar. Cap.26.III.5.1: 2

IV.- El lugar que el pecado dejó vacante

En este mundo el perdón es el equivalente de lo que en el Cielo es la justicia. Cap.26.IV.1.1

Nadie perdona a menos que haya creído en el pecado y aún crea que hay mucho por lo que él mismo necesita ser perdonado. Cap.26.IV.1.5

El perdón convierte el mundo del pecado en un mundo de gloria, maravilloso de ver. Cap.26.IV.2.1

Y los que han sido perdonados no pueden sino unirse, pues nada se interpone entre ellos para mantenerlos separados y aparte. Los que son incapaces de pecar no pueden sino percibir su unidad, pues no hay nada que se interponga entre ellos para alejar a unos de otros. Se funden en el espacio que el pecado dejó vacante, en jubiloso reconocimiento de que lo que es parte de ellos no se ha mantenido aparte y separado. Cap.26.IV.2.4:6

El Santo lugar en el que te encuentras no es más que el espacio que el pecado dejó vacante. En su lugar ves alzarse ahora faz de Cristo. Cap.26.IV.3.1:2

V.- El pequeño obstáculo

Un pequeño obstáculo les puede parecer muy grande a los que aún no comprenden que los milagros son todos el mismo milagro. Mas enseñar esto es la finalidad de este curso. Ése es su único propósito, pues es lo único que hay que aprender. Y lo puedes aprender de muchas maneras. Todo aprendizaje o bien es una ayuda para llegar a las puertas del Cielo o bien una obstáculo. Cap.26.V.1.1:5

Hay solamente dos maestros, y cada uno de ellos señala caminos diferentes. Cap.26.V.1.7

Solo hay dos direcciones que puedes seguir, mientras perdure el tiempo y elegir tenga sentido. Cap.26.V.1.9

Tú solo eliges entre ir al Cielo o no ir a ninguna parte. No hay más alternativas que éstas. Cap.26.V.1.11:12

Lo que en verdad es difícil es vagar, solo y afligido, por un camino que no conduce a ninguna parte ni tiene ningún propósito. Cap.26.V.2.6

Lo que tienes ante tus ojos es una memoria ancestral. Y quien vive sólo de recuerdos no puede saber dónde se encuentra. Cap.26.V.5.6:7

El perdón es lo que nos libera totalmente del tiempo y lo que nos permite aprender que el pasado ya pasó. Cap.26.V.6.1:2

Y el tiempo no es otra cosa que la creencia demente de que lo que ya pasó todavía está aquí y ahora. Cap.26.V.13.4

Mira a tu hermano dulcemente, y contempla el mundo donde la percepción de tu odio ha sido transformada en un mundo de amor. Cap.26.V.14.5

VI.- El Amigo que Dios te dio

Cualquier cosa en este mundo que creas que es buena o valiosa, o que vale la pena luchar por ella, te puede hacer daño y lo hará. No porque tenga el poder de hacerlo, sino únicamente porque has negado que no es más que una ilusión, y le has otorgado realidad. Cap.26.VI.1.1:2

Toda creencia en el pecado, en el poder del ataque, en herir y hacer daño, en el sacrificio y en la muerte, ha llegado a ti de esa manera. Cap.26.VI.1.6

No vivas tu mísera vida en soledad, con una ilusión como único amigo.  Esa no es una amistad digna del Hijo de Dios ni una que pueda satisfacerle. Dios le ha dado, por lo tanto, un Amigo mejor, Uno en Quien reside todo el poder de la tierra y el Cielo. Cap.26.VI.2.1:3

Esa ilusión que tú consideras tu amigo te oculta la gracia y majestad de Aquél, e impide que le des la bienvenida con los brazos abiertos a Su amistad y Su perdón. Aparte de Él no tienes Amigos. Cap.26.VI.2.4:5

No hagas de una ilusión tu amigo, pues si lo haces, ocupara el lugar de Aquel que Dios te dio para que fuese tu Amigo. Y Él es el único Amigo que en realidad tienes. Cap.26.VI.3.3:4

Capitulo 25- 2da Parte

Audiolibro Cap.26

  • Los versículos compartidos, son meramente indicativos al tema de cada párrafo del Capítulo, solo la lectura completa del libro de Un Curso de Milagros, te dará una mejor comprensión

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