Capitulo 26 -UCDM-Libro de Texto 2da Parte

LA TRANSICIÓN

VII. Las leyes de la curación

Éste es un curso de milagros. Como tal, las leyes de la curación deben entenderse antes de que se pueda alcanzar el propósito del curso. Cap.26.VII.1.1:2

Toda enfermedad tiene su origen en la separación. Cuando se niega la separación, la enfermedad desaparece. Cap.26.VII.2.1:2

Al pecado y a la enfermedad se les considera causa y consecuencia respectivamente, en una relación que se mantiene oculta de la conciencia a fin de mantenerla excluida de la luz de la razón. Cap.26.VII.2.4

La culpabilidad clama por castigo, y se le concede su petición. No en la realidad, sino en el mundo de las ilusiones y sombras que se erige sobre el pecado. Cap.26.VII.3.1:2

La percepción cambia, pues fue concebida para substituir el conocimiento inmutable. Mas la verdad no ha cambiado. La verdad no se puede percibir, sino conocerse. Cap.26.VII.3.4:6

Las leyes de la percepción son lo opuesto a la verdad, y lo que es cierto con respecto al conocimiento no lo es con respecto a nada que se encuentre aparte de él. Aun así, Dios ha dado Su respuesta al mundo de la enfermedad, la cual es aplicable por igual a cualquier clase de enfermedad. Cap.26.VII.4.1:2

Las ideas no abandonan su fuente, y sus efectos sólo dan la impresión de estar separados de ellas. Las ideas pertenecen al ámbito de la mente. Cap.26.VII.4.7:8

La respuesta de Dios está allí donde se encuentra la creencia en el pecado, pues sólo allí se pueden cancelar sus efectos completamente y dejárseles sin causa. Las leyes de la percepción tienen que ser invertidas, pues son una inversión de las leyes de la verdad. Las leyes de la verdad son eternamente ciertas y no se pueden invertir. Cap.26.VII.5.1:3

La Voluntad de Dios es una. Y cualquier deseo que parezca ir en contra de Su Voluntad, no tiene fundamento alguno en la verdad. Cap.26.VII.6.10

Los pecados son creencias que tú interpones entre tu hermano y tú. Los pecados hacen que estés limitado al tiempo y al espacio, y te conceden un pequeño lugar a ti y otro a él. En tu percepción, esta separación esta simbolizada por el cuerpo, que claramente está separado y es algo aparte. Cap.26.VII.8.7:9

El perdón elimina lo que se interpone entre tu hermano y tú. El perdón es el deseo de estar unido a él y no separado. Cap.26.VII.9.1:2

El pecado no existe. Y cualquier milagro es posible en el instante en que el Hijo de Dios percibe que sus deseos y la Voluntad de Dios son uno. Cap.26.VII.10.5:6

¿Qué dispone la Voluntad de Dios? Dispone que Su Hijo lo tenga todo. Y Él garantizó esto cuando lo creó para que fuese todo. Es imposible perder nada, si lo que tienes es lo que eres. Éste es el milagro mediante el cual la creación se convirtió en tu función, la cual compartes con Dios. Cap.26.VII.11.1:5

Examinemos en qué consiste el error, a fin de que pueda ser corregido, no encubierto. El pecado es la creencia de que el ataque se puede proyectar fuera de la mente en al que se originó la creencia. Aquí la firma convicción de que las ideas pueden abandonar su fuente se vuelve real y significativa. Y de este error surge el mundo del pecado y del sacrificio. Cap.26.VII.12.1:4

Causa y efecto no son dos cosas separadas, sino una sola. Dios dispone que aprendas lo que siempre ha sido verdad: que Él te creó como parte de Sí Mismo y que esto no puede sino seguir siendo verdad porque las ideas no abandonan su fuente. Cap.26.VII.13.1:2

El milagro es posible cuando causa y consecuencia se traen frente a frente, no cuando se mantienen aparte. Curar un efecto y no su causa tan sólo puede hacer que efecto cambie de forma. Y esto no es liberación. Cap.26.VII.14.1:3

Los efectos que produce un pequeño sacrificio son iguales a los que produce toda idea de sacrificio en sí. Si cualquier clase de perdida fuese posible, entonces el Hijo de Dios no sería pleno ni podría ser quien es. Cap.26.VII.14.6:7

En cada milagro radica la curación en su totalidad, pues Dios respondió a todas las ilusiones cual una sola. Y lo que es uno para Él, no puede sino ser todo lo mismo. Cap.26.VII.15.4:5

El milagro no hace sino invocar tu nombre ancestral, que reconocerás porque la verdad se encuentra en tu memoria. Cap.26.VII.16.1

El perdón es la respuesta a cualquier clase de ataque. Cap.26.VII.17.2

Tu nombre ancestral es el nombre de todos ellos, tal como el de ellos es el tuyo. Invoca el nombre de tu hermano y Dios te contestará, pues es a Él a Quien invocas. Cap.26.VII.20.1:2

Audiolibro Cap.26 VII

VIII.- La inminencia de la salvación.

El único problema pendiente es que todavía ves un intervalo entre los el momento en que perdonas y el momento en que recibes los beneficios que se derivan de confiar en tu hermano. Cap.26.VIII.1.1

Pues el tiempo y el espacio son la misma ilusión,  pero se manifiestan de forma diferente. Si se ha proyectado más allá de tu mente, piensas que es el tiempo. Cuanto más cerca se trae a tu a tu mente, más crees que es el espacio. Cap.26.VIII.1.3:5

Ves la salvación como algo que tendrá lugar en el futuro, pero no ves resultados inmediatos. Cap.26.VIII.2.7

Sin embargo, la salvación es inmediata. Cap.26.VIII.3.1

El tiempo es tan neutral como el cuerpo, salvo en lo que respecta al propósito que le asignes. Cap.26.VIII.3.7

Mas el espacio que hay entre vosotros es evidente sólo en el presente, ahora mismo, y no se puede percibir en el futuro. Tampoco es posible pasarlo por alto, excepto en el presente. No es lo que puedas perder en el futuro lo que temes. Lo que te aterroriza es unirte en el presente. Cap.26.VIII.4.1:4

La creencia en el pecado da lugar al miedo, y, al igual que su causa, mira hacia adelante y hacia atrás, pero pasa por alto el que se encuentra aquí y ahora. Cap.26.VIII.5.5

Pues el milagro es algo que es ahora. Se encuentra ya aquí, en gracia presente, dentro del único intervalo de tiempo que el pecado y el miedo han pasado por alto, pero que, sin embargo, es el único tiempo que hay. Cap.26.VIII.5.8:9

Llevar a cabo la corrección en su totalidad no requiere tiempo en absoluto. Pero aceptar que la corrección se puede llevar a cabo parece prolongarse una eternidad. Cap.26.VIII.6.1:2

IX.- Pues Ellos han llegado

¡Cuán santo deber ser tú, que desde ti la Voz de Dios llama amorosamente a tu hermano para que puedas despertar en él la Voz que contesta tu llamada! ¡Y cuán santo de debe ser tu hermano cuando en él reside tu propia salvación, junto con su libertad! Por mucho que lo quieras condenar, Dios mora en él. Cap.26.IX.1.1:3

Contempla amorosamente a aquel que lleva a Cristo dentro de sí, para que puedas ver su gloria y regocijarte de que el Cielo no esté separado de ti. Cap.26.IX.1.6

No olvides que una sola sombra que se interponga entre tu hermano y tú nubla la faz de Cristo y el recuerdo de Dios. Cap.26.IX.2.2

Lo que antes era un lugar de muerte ha pasado a ser ahora un templo viviente en un mundo de luz. Cap.26.IX.3.2

El más santo de todos los lugares de la tierra es aquel donde el viejo odio se ha convertido en un amor presente. Y Ellos acuden sin demora al templo viviente, donde se les ha preparado un hogar. Cap.26.IX.6.1:2

Los ángeles revolotean amorosamente a tu alrededor, a fin de mantener alejado de ti todo sombrío pensamiento de pecado y asegurarse de que la luz permanezca allí donde ha entrado. Las huellas de tus pasos iluminan el mundo, pues por donde tú caminas el perdón te acompaña jubilosamente. Cap.26.IX.7.1:2

No hay nadie en la tierra que deje de dar gracias a aquel que ha restaurado su hogar, protegiéndolo, así del crudo invierno y del gélido frio. Cap.26.IX.7.3

Ahora el templo de Dios viviente ha sido reconstruido de nuevo para ser el anfitrión de Aquel que lo creó. Cap.26.IX.8.1

Donde antes se alzaba una cruz, se alza ahora el Cristo resucitado, y en Su visión las viejas cicatrices desaparecen. Cap.26.IX.8.4

Con dulce gratitud Dios el Padre y el Hijo regresan a lo es Suyo, y a lo que siempre lo será. Ahora se ha consumado el propósito del Espíritu Santo. Pues Ellos han llegado. ¡Por fin han llegado! Cap.26.IX.8.6:9

X.- El fin de la injusticia

La injusticia y el ataque son el mismo error, y están tan estrechamente vinculados que donde uno se percibe el otro se ve también. Cap.26.X.3.1

Tú no puedes ser tratado injustamente. La creencia de que puedes serlo es sólo otra forma de la idea de que es otro, y no tú, quien te está privando de algo. La proyección de la causa del sacrificio es la raíz de todo lo que percibes como injusto y no como tu justo merecido. Cap.26.X.3.2:4

Tú eres tu único enemigo, y eres en verdad enemigo del Hijo de Dios porque no reconoces que él es lo que tú eres. ¿Qué podría ser más injusto que privarlo de lo que él es, negarle el derecho de ser él mismo y pedirle que sacrifique el Amor de su Padre y el tuyo para ser algo que no le corresponde? Cap.26.X.3.6:7

No importa como se juegue el juego de la culpabilidad, alguien siempre tiene que salir perdiendo. Cap.26.X.4.7

El mundo es justo porque el Espíritu Santo ha llevado la injusticia ante la luz interna, y ahí toda injusticia ha quedado resuelta y reemplazada con justicia y amor. Si percibes injusticias en cualquier parte, sólo necesitas decir: Con esto niego la Presencia del Padre y la del Hijo. Mas prefiero conocerlos a Ellos que ver injusticias, las cuales se desvanecen ante la luz de Su Presencia. Cap.26.X.6.4:7

Audiolibro Cap.26

Capitulo 26 -1ra Parte

  • Los versículos compartidos, son meramente indicativos al tema de cada párrafo del Capítulo, solo la lectura completa del libro de Un Curso de Milagros, te dará una mejor comprensión

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