Capitulo 22-UCDM-Libro de Texto

LA SALVACION Y LA RELACION SANTA

 

Introducción:

No es posible que dos individuos puedan contemplar el pecado juntos, pues nunca podrían verlo en el mismo sitio o al mismo tiempo. El pecado es una percepción estrictamente personal, que se ve en el otro, pero que cada uno cree que está dentro de sí mismo. 1.3:4

Pues una relación no santa se basa en diferencias y en que cada uno piense que el otro tiene lo que a él le falta. 2.5

¡Piensa en lo que una relación santa te podría enseñar! En ella desaparece la creencia en diferencias. En ella la fe en las diferencias se convierte en fe en la igualdad. Y en ella la percepción de diferencias se transforma en visión. La razón puede ahora llevaros a ti y a tu hermano a la conclusión lógica de vuestra unión.  4.1:6

I.- El mensaje de la relación santa

El cerebro no puede interpretar lo que tu visión ve. Esto tú lo puedes comprender. El cerebro interpreta para el cuerpo del que forma parte.  Pero tú no puedes comprender lo que dice. Sin embargo, lo has escuchado. Cap.22.I.2.7:11

Jamás has recibido mensaje alguno que hubieses podido entender. Pues has estado prestándole oídos a algo que no puede comunicarse en absoluto.  Cap.22.I.3.2:3

No permitas que tu temor del pecado impida la corrección del error, pues la atracción que ejerce la culpabilidad es sólo miedo. Cap.22.I.4.6

He aquí la emoción que se opone al amor y que siempre conduce a la percepción de diferencias y a la pérdida de la igualdad. Cap.22.I.4.9

De todos los mensajes que has recibido y no has entendido, sólo este curso está al alcance de tu entendimiento y puede ser entendido. Éste es tu idioma. Aún no lo entiendes porque tu comunicación es todavía como la de un bebé. Cap.22.I.6.1:3

Y esos seres extraños y cambiantes que se mueven a su alrededor serán quienes lo consuelen, y él reconocerá su hogar y los verá allí junto con él. Cap.22.I.6.7

Así es como renace en cada relación santa la capacidad de comunicar en vez de la de separar. Mas una relación santa, que apenas acaba de renacer de una relación no santa, y que, sin embargo, es más antigua que la vieja ilusión que acaba de reemplazar, es como un bebé que ahora renaciera. Pero con este bebé se te devuelve la visión, ya que te hablará en idioma que podrás entender. Cap.22.I.7.1:3

II.- La impecabilidad de tu hermano

La verdad es lo opuesto a las ilusiones porque ofrece dicha. ¿Qué otra cosa sino la dicha podría ser lo opuesto al sufrimiento?. Cap.22.II.2.1:2

Cambiar una ilusión por otra no es realmente un cambio. Cap.22.II.2.4

Lo único que hacen las ilusiones es ocasionar culpabilidad, sufrimiento, enfermedad y muerte a sus creyentes. La forma en que las ilusiones se aceptan es irrelevante. A los ojos de la razón, ninguna forma de sufrimiento se puede confundir con la dicha. La dicha es eterna. Cap.22.II.3.1:4

No obstante, para que el cambio sea real y no imaginado, las ilusiones tienen que ceder ante la verdad y no ante otros sueños igualmente irreales. Cap.22.II.3.9

La razón te diría que la única manera de escaparte del sufrimiento es reconociéndolo y tomando el camino opuesto. Cap.22.II.4.1

Ahora tienes que elegir entre ti y lo que es sólo una ilusión de ti. No ambas cosas, sino una sola. No tiene objeto intentar eludir esta decisión. Hay que tomarla. La fe y la creencia pueden inclinarse hacia cualquiera de esas dos opciones, pero la razón te dice que el sufrimiento se encuentra únicamente en una de ellas y la dicha en la otra. Cap.22.II.6.6:10

No abandones a tu hermano ahora, pues vosotros que sois lo mismo no decidiréis por separado ni en forma diferente. Os dais el uno al otro o bien vida o bien muerte; sois cada uno el salvador del otro o su juez, y os ofrecéis refugio o condenación. Cap.22.II.7.1:2

Hasta que no elijas el Cielo, estarás en el infierno y abatido por el sufrimiento. Cap.22.II.7.7

Más allá del cuerpo que has interpuesto entre tu hermano y tú, y reluciendo en la áurea luz que le llega desde el círculo radiante e infinito que se extiende eternamente, se encuentra tu relación santa, que Dios Mismo ama. Cap.22.II.12.1

III.- La razón y las distintas formas de error

La introducción de la razón en  el sistema de pensamiento del ego es el comienzo de su des-hacimiento,  pues la razón y el ego se contradicen entre sí. Cap.22.III.1.1

La razón puede reconocer la diferencia entre el pecado y el error porque desea la corrección. Cap.22.III.2.4

La razón de por sí no es la salvación, pero despeja el camino para la paz y te conduce a un estado mental en el que se te puede conceder la salvación. Cap.22.III.3.1

El pecado no es sino un error expresado en una forma que el ego venera. El ego quiere conservar todos los errores y convertirlo en pecados. Cap.22.III.4.5:6

Los ojos del cuerpo ven únicamente formas. No pueden ver más allá de aquello para cuya contemplación fueron fabricados. Y fueron fabricados para fijarse en los errores y no ver más allá de ellos. Cap.22.III.5.3:5

Solo los errores varían de forma, y a eso se debe que puedan engañar. Tú puedes cambiar la forma porque ésta no es verdad. Y no puede ser la realidad precisamente porque puede cambiar. Cap.22.III.7.1:3

No permitas que la forma de sus errores te aleje de aquel cuya santidad es la tuya. No permitas que la visión de su santidad, que te mostraría tu perdón, quede oculta tras lo que ven los ojos del cuerpo. Cap.22.III.8.1:2

IV.- La bifurcación del camino

Cuando llegas al lugar en que la bifurcación del camino resulta evidente, no puedes seguir adelante. Tienes que decidirte por uno de los dos caminos, pues si sigues adelante de la manera en que ibas antes de llegar a este punto, no llegarás a ninguna parte. Cap.22.IV.1.1:3

Nadie que haya llegado hasta aquí puede decidir equivocadamente, pero sí puede demorarse. Cap.22.IV.1.7

Son sólo los primeros pasos por el camino recto los que parecen difíciles, pero ya te has decidido, si bien puede que aún creas que puedes volverte atrás y elegir la otra alternativa. Pero no es así. Ninguna decisión que se haya tomado y que cuente con el respaldo del poder del Cielo puede ser revocada. Tu camino ya se decidió. Cap.22.IV.2.1:4

Y así, tú y tu hermano os encontráis ahí en ese santo lugar, ante el velo de pecado que pende entre vosotros y la faz de Cristo. Cap.22.IV. Cap.22.IV3.1

Aun así, éste ya casi ha sido eliminado de vuestra conciencia, e incluso aquí, ante el velo, la paz ha venido a vosotros. Cap.22.IV.3.6

Ese velo que tú y tu hermano descorréis juntos os abre el camino a la verdad y se lo abre también a otros. Cap.22.IV.6.4

V.- La debilidad y la indefensión

Solo las ilusiones necesitan defensa debido a su debilidad. Más ¿cómo podría ser difícil recorrer el camino de la verdad cuando la debilidad es el único  obstáculo? Tú eres el fuerte en este aparente conflicto y no necesitas ninguna defensa.  Tampoco deseas nada que necesite defensa,  pues cualquier cosa que necesite defensa te debilitará. Cap.22.V.1.8:12

Dios descansa contigo serenamente, sin defensas y en total mansedumbre, pues sólo en esa quietud se encuentra la fuerza y el poder. Ahí la debilidad no tiene cabida porque ahí no hay ataque, y, por lo tanto, no hay ilusiones. Cap.22.V.3.8:9

VI.- La luz de la relación santa

¿Deseas la libertad del cuerpo o la de la mente? Pues no puedes tener ambas. ¿Qué valoras más, el cuerpo o la mente? ¿Cuál de ellos es tu objetivo? Pues uno de ellos lo ves como un medio; al otro como un fin.Cap.22.VI.1.1:5

Los medios sirven al fin, y a medida que el fin se alcanza, el valor de los medios disminuye, quedando totalmente eclipsados cuando se reconoce que ya no tiene funciona alguna. Cap.22.VI.1.7:8

Cuando sea elegido la libertad del cuerpo, la mente se usa como un medio cuyo valor reside en su habilidad de ingeniar medios para conseguir la libertad del cuerpo. Pero dado que liberar el cuerpo no tiene sentido, la mente se ha puesto al servicio de las ilusiones. Cap.22.VI.2.1:2

No te intranquilices pensando cómo puede el Espíritu Santo intercambiar tan fácilmente los medios y el fin en aquellos que Dios ama y quiere que sean libres para siempre. En lugar de ello, siéntete agradecido de poder ser el medio para lograr Su fin.Cap.22.VI.3.1:2

Ante una relación Santa no hay pecado. Ya no se percibe ninguna forma de error, y la razón, unida al amor, contempla calladamente cualquier confusión y observa simplemente: “Eso fue un error”. Cap.22.VI.5.1:2

Cada parte del Cielo que restituyes se te da a ti. Y cada lugar vacío del Cielo que vuelves a llenar con la Luz Eterna que traes contigo, resplandece sobre ti. Los medios de la impecabilidad no conocen el miedo porque únicamente son portadores de amor. Cap.22.VI.5.5:7

Criatura de paz, la luz ha descendido sobre ti. No reconoces la luz que traes contigo, pero la recordarás. Cap.22.VI.6.1:2

El amoroso servicio que le prestas al Espíritu Santo te lo prestas a ti mismo. Tú que ahora eres Su medio tienes que amar todo lo que Él ama. Cap.22.VI.6.5:6

Verás tu valía a través de los ojos de tu hermano, y cada uno será liberado cuando vea a su salvador en el lugar donde antes pensó que había un agresor. Mediante la liberación se libera el mundo. Este es tu papel en la consecución de la paz. Cap.22.VI.8.1:3

Cada pequeño regalo que le ofreces a tu hermano derrama luz sobre el mundo. Cap.22.VI.9.9

La luz que os une brilla a través del universo, y puesto que os une, hace que seáis uno con vuestro Creador. Cap.22.VI.15.1

Capitulo 21- 2da Parte

Audiolibro Cap. 22

  • Los versículos compartidos, son meramente indicativos al tema de cada párrafo del Capítulo, solo la lectura completa del libro de Un Curso de Milagros, te dará una mejor comprensión

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