EL FINAL DEL SUEÑO
VI.- Más allá del cuerpo
No hay nada externo a ti. Esto es lo que finalmente tienes que aprender, pues es el reconocimiento de que el Reino de los Cielos te ha sido restaurado. Pues eso fue lo único que Dios creó, y Él no lo abandono ni se separó a Sí Mismo de él. Cap.18.I.1.1:3
El Reino de los Cielos es la morada del Hijo de Dios, quien no abandonó a su Padre ni mora separado de Él. El Cielo no es un lugar ni tampoco una condición. Es simplemente la conciencia de la perfecta unicidad y el conocimiento de que no hay nada más: nada fuera de la unicidad, ni nada adentro. Cap.18.VI.1.4:6
Las mentes están unidas; los cuerpos no. Cap.18.VI.3.1
La mente no puede atacar, pero puede forjar fantasías y ordenarle al cuerpo que las exteriorice. Mas lo que el cuerpo hace nunca parece satisfacer a la mente. A menos que la mente crea que el cuerpo está realmente exteriorizando sus fantasías, lo atacará proyectando aún más culpabilidad sobre él. Cap.18.VI.3.5:7
Lo que Dios creó sólo puede ser como Él quiere que sea, pues así lo dispone Su Voluntad. Tú no puedes hacer que Su Voluntad sea destructiva. Puedes, no obstante, forjar fantasías en las que tu voluntad entra en conflicto con la Suya, pero eso es todo. Cap.18.VI.5.5:7
El cuerpo es un límite que se le impone a la comunicación universal, la cual es un atributo eterno de la mente. Mas la comunicación es algo interno. Cap.18.VI.8.3:4}
El cuerpo es algo externo a ti, y sólo da la impresión de rodearte, de aíslate de los demás y de mantenerte separado de ellos y a ellos de ti. Pero el cuerpo no existe. No hay ninguna barrera entre Dios y Su Hijo, y Su Hijo no puede estar separado de Sí Mismo, salvo en ilusiones. Cap.18.VI.9.1:3
VII.- No tengo que hacer nada
Nadie que aún acepte el pecado como su objetivo, puede aceptar la Expiación. Por lo tanto, todavía no has aceptado tú única responsabilidad. Aquellos que prefieren el dolor y la destrucción no le dan la bienvenida a la Expiación. Cap.18.VII.1.4:6
La liberación se te concede en el instante en que la desees. Cap.18.VII.4.3
Es extremadamente difícil alcanzar la Expiación luchando contra el pecado. Son muchos los esfuerzos que se llevan a cabo tratando de hacer santo aquello que se odia y se aborrece. Cap.18.VII.4.7:8
Todos esos intentos tendrán éxito a la larga debido al propósito. Pero los medios son tediosos y requieren mucho tiempo, pues todos ven la liberación de la condición actual de insuficiencia y falta de valor en el futuro. Cap.18.VII.4.10:11
Tu camino será diferente, no en cuanto a su propósito, sino en cuanto a los medios. La relación santa es un medio de ahorrar tiempo. Un instante que tú y tu hermano paséis juntos os restituye el universo a ambos. Ya estás listo. Ahora sólo tienes que recordar que no tienes que hacer nada. Cap.18.VII.5.1:5
Hacer algo siempre involucra al cuerpo. Y si reconoces que no tienes que hacer nada, habrás dejado de otorgarle valor al cuerpo en tu mente. Cap.18.VII.7.1:2
Ésta es la forma en que el pecado deja de ser atractivo en este mismo momento. Pues con ello se niega el tiempo, y, así, el pasado y futuro desaparecen. El que no tiene que hacer nada no tiene necesidad del tiempo. Cap.18.VII.7.4:6
VIII.- El pequeño jardín
Estar consciente del cuerpo es lo único que hace que el amor parezca limitado, pues el cuerpo es un límite que se le impone al amor. La creencia en un amor limitado fue lo que dio origen al cuerpo, que fue concebido para limitar lo ilimitado. Cap.18.VIII.1.1:3
Dios no puede hacer acto de presencia en un cuerpo ni tú puedes unirte a Él ahí. Todo límite que se le imponga al amor parecerá siempre excluir a Dios y mantenerte a ti separado de Él. . Cap.18.VIII.2.3:4
El cuerpo es una diminuta cerca que rodea a una pequeña parte de una idea que es completa y gloriosa. El cuerpo traza un círculo, infinitamente pequeño, alrededor de un minúsculo segmento de Cielo, lo separa del resto, y proclama que tu reino se encuentra dentro de él, donde Dios no puede hacer acto de presencia. . Cap.18.VIII.2.5:6
Dentro de ese reino el ego rige cruelmente. . Cap.18.VIII.3.1
Cada cuerpo parece ser el albergue de una mente separada, de un pensamiento desconectado del resto, que vive solo y que de ningún modo está unido al Pensamiento mediante el cual fue creado. Cap.18.VIII.5.2
El Pensamiento de Dios rodea tu mísero reino y espera ante la barrera que construiste, deseoso de entrar y de derramar su luz sobre el terreno yerno. ¡Mira como brota la vida por todas partes!. El desierto se convierte en un jardín lleno de verdor, fértil y plácido, ofreciendo descanso a todos los que se han extraviado y vagan en el polvo. . Cap.18.VIII.9.1:3
El instante santo es la invitación que le haces al amor para que entre en tu desolado y pesaroso reino y lo transforme en un jardín de paz y de bienvenida. El amor no se hace esperar. Llegará porque tú viniste sin el cuerpo y no interpusiste barrera alguna que pudiese obstaculizar su feliz llegada. . Cap.18.VIII.11.1:3
IX.- Los dos mundos
Se te ha dicho que lleves la obscuridad a la luz, y la culpabilidad a la santidad. Se te ha dicho también que el error tiene que ser corregido allí donde se originó. Lo que el Espíritu Santo necesita, por lo tanto, es esa diminuta parte de ti, el insignificante pensamiento que parece estar separado y desconectado. El resto está completamente al cuidado de Dios y no necesita guía. Cap.18.IX.1.1:4
No te mantengas separado, pues Aquel que sí lo rodea te ha brindado la unión, y ha llevado tu minúscula ofrenda de obscuridad a la luz eterna. . Cap.18.IX.2.1
El árido desierto, las tinieblas y la falta de vida, sólo se ven a través de los ojos del cuerpo. Cap.18.IX.2.4
Parece como si desde el mundo de los cuerpos, al que la demencia dio lugar, se le devolvieran a la mente que lo concibió mensajes descabellados. Y esos mensajes dan testimonio de dicho mundo, y lo proclaman real. Cap.18.IX.3.1:2
Te sientes seriamente tentado de abandonar al Espíritu Santo al primer roce con el anillo de temor, pero Él te conducirá sano y salvo a traes del temor y más allá de él. Cap.18.IX.3.9
El círculo de temor yace justo debajo del nivel que los ojos del cuerpo perciben, y aparenta ser la base sobre la que el mundo descansa. Ahí se encuentran las ilusiones, todos los pensamientos distorsionados, todos los ataques dementes, la furia, la venganza y la traición que se concibieron con el propósito de conservar la culpabilidad, de modo que el mundo pudiese alzarse desde ella y mantenerla oculta. Cap.18.IX. 4.1:2
El cuerpo seguirá siendo el mensajero de la culpabilidad y actuará tal como ella le dicte mientras tú sigas creyendo que la culpabilidad es real. Cap.18.IX.5.1
Las cordilleras, los lagos y las ciudades que ves, son todos productos de tu imaginación; y desde las nubes, los mensajeros de tu percepción regresan a ti, asegurándote de todo eso se encuentra allí. . Cap.18.IX.7.2
Y esto se repite una y otra vez, mientas quieras seguir jugando el juego infantil de pretender ser otra cosa. Sin embargo, por mucho que quieras jugar ese juego, e independientemente de cuanta imaginación emplees, no lo confundes con el mundo que le subyace ni intentas hacer que sea real. Cap.18.IX.7.4:5
Tu relación con tu hermano ha sido extraída del mundo de las sombras, y su impío propósito conducido sano y salvo a través de barreras de la culpabilidad, lavado en aguas del perdón y depositado radiante en el mundo de la luz donde ha quedado firmemente enraizado. Cap.18.IX.13.1
El perdón deshace únicamente lo que no es verdad, despejando las sombras del mundo y conduciéndolo –sano y salvo dentro de su dulzura- al mundo luminoso de la nueva y diáfana percepción. Allí se encuentra tu propósito ahora. Y es allí donde te aguarda la paz. Cap.18.IX.14.3:5
- Los versículo de cada párrafo, del Libro de Texto compartidos, son meramente indicativos al tema del Sub-capítulo, solo la lectura completa del libro de Un Curso de Milagros, te dará una mejor comprensión.
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